Como poeta, y también como hombre, Salinas fue amante de los sueños.
Ella fue un sueño que él pudo tocar. Y ahora Él es la tumba donde yace ese sueño.
Es la poesía la que derrota al tiempo; y toda la tarea de Salinas en estas dos obras fue la de forjar un corpus poético que diera cuerpo al sueño de aquella vivencia pasajera. P-SAL-voz